Este domingo vivimos una jornada inolvidable en la Colonia Nuevo Edén, en San Juan. Fue una tarde mágica, donde la risa de los niños, la alegría de las familias y el calor humano de nuestra gente fueron los verdaderos protagonistas.
Desde tempranas horas nos preparamos para compartir con los más pequeños una Tarde Alegre pensada especialmente para ellos. En un país donde tantas veces se les ha robado la inocencia a nuestros niños, nosotros apostamos por devolverles la esperanza y el derecho a disfrutar su infancia. Porque ellos son el presente y el futuro de El Salvador.
Montamos un espacio lleno de color y entusiasmo, con juegos infantiles para que todos los niños pudieran participar y divertirse. Hubo carreras, dinámicas en grupo, juegos tradicionales y mucha, muchísima alegría. Cada carcajada era un recordatorio de por qué estamos en esta lucha:
Porque cada niño merece crecer en un entorno seguro, feliz y lleno de oportunidades.
No solo compartimos momentos de diversión, sino también refrigerios para todos los asistentes, preparados con cariño. Sabemos que estos detalles, aunque pequeños, hacen una gran diferencia. Además, cada niño recibió un juguete —no como un simple obsequio, sino como un símbolo de afecto, de reconocimiento, de que ellos importan y que hay personas trabajando todos los días para verlos sonreír.
Y, como no podía faltar, cerramos con una lluvia de dulces y sonrisas gracias a las piñatas que reventamos entre gritos de emoción. La energía era contagiosa, y ver a madres, padres y vecinos disfrutando junto a los niños nos recordó que la comunidad sigue siendo el pilar más fuerte de nuestra sociedad.
Quiero agradecer de corazón a cada persona que se sumó, que apoyó, que creyó en esta iniciativa. Gracias por abrirnos las puertas de sus hogares, por confiar y por acompañarnos. No solo fuimos a llevar juguetes o refrigerios. Fuimos a sembrar esperanza. Y estoy convencido de que cuando se trabaja de frente al pueblo y con amor por la gente, las cosas buenas comienzan a multiplicarse.
Seguiremos trabajando con la misma fuerza y compromiso. Porque en cada sonrisa de un niño, encontramos la motivación para no rendirnos jamás.
¡Gracias, Colonia Nuevo Edén! Nos llevamos sus abrazos, sus palabras, y el compromiso renovado de seguir luchando por un San Miguel más justo, más humano y más feliz.
